Andrew C. Hall 
Lecciones de un Litigante Apasionado 



Andrew C. Hall es de la opinión que existen cuatro virtudes que conducen a un abogado litigante al éxito: la pasión, la inteligencia, la preparación y la energía. “Debe sentirse pasión por el caso, porque llevar un caso a juicio es un trabajo intenso y estresante que requiere tiempo”, dice. “Debe tenerse gran determinación para que se haga justicia”.

Como socio fundador de Hall, Lamb and Hall, P.A., Hall, de 65 años de edad, se especializa en complejos casos comerciales, y frecuentemente se encarga de casos que tienen que ver con el abuso de autoridad. “Andy se deja llevar por su corazón, así como también por su inteligencia”, dice Ira Leesfield, socio administrador de Leesfield & Partners, y viejo amigo. “Es inteligente y tenaz, y su trabajo es muy diverso y variado. Puede trabajar con cualquier tipo de caso”.

En su larga carrera como abogado litigante, Hall ha utilizado su pasión por la justicia para lograrles victorias a sus clientes en los tribunales. Estos incluyen víctimas de terrorismo patrocinado por el gobierno. El año pasado, logró un dictamen de casi tres mil millones de dólares en representación de un exiliado cubano quien sufrió los efectos de terrorismo por parte del régimen de Castro. En la actualidad, se encuentra activamente tras la pista de los bienes congelados del gobierno cubano para poder cobrar el dinero que otorgó el dictamen. Hall también representó a los familiares de los 17 marineros que murieron en el atentado contra el USS Cole en Yemen en el 2000. En 2007, un juez federal de los Estados Unidos dictaminó que el gobierno sudanés fue responsable por el ataque, y aprobó que se les entregara  $13 millones a los clientes de Hall. Después de haber logrado recibir esa cantidad por los daños, Hall se encuentra actualmente buscando garantizar los fondos para cuando se dé un dictamen subsecuente en contra de Sudán. “Los gobiernos traidores como Cuba y Sudán no estarán excluidos de la comunidad de naciones toda la vida”, dice. “Cuando los regímenes represivos cambien, los gobiernos buscarán normalizar sus relaciones exteriores, y parte de eso será poner en práctica un sistema que se ocupe de las indemnizaciones que han sido ordenadas por los tribunales”.



Sobreviviente del Holocausto

Nacido en Varsovia, Polonia, en 1944, Hall y sus padres sobrevivieron el Holocausto y emigraron a los Estados Unidos cuatro años después. Hall, residente de Miami desde 1952, estudió en la Universidad de la Florida, donde pensaba ser médico. Mientras tomaba clases de preparación para ingresar a la facultad de medicina, tomó el examen LSAT por capricho, y luego recibió una carta del decano para comunicarle que le permitían estudiar en la Facultad de Derecho de UF, sin siquiera tener que llenar los papeles de solicitud. “No estaba contento con mis clases de preparación para ingresar a la facultad de medicina, y me di cuenta que debía dedicarme a estudiar derecho”, recuerda.

Luego de graduarse en 1968, Hall regresó a Miami, donde trabajó como asistente del juez de Distrito de los Estados Unidos Joe O. Eaton. Dos años después, se unió a un bufete en Atlanta y en 1972, se hizo socio del bufete Frates, Floyd, Pearson, Stewart, Proenza and Richman en Miami. Mientras estuvo en ese bufete, defendió a John D. Ehrlichman, quien fue asesor especial para asuntos nacionales del presidente Nixon, durante el juicio de Watergate.

En 1975, Hall abrió su propio bufete y se ha hecho cargo de casos más complejos de manera ininterrumpida. Sirvió como abogado principal de la defensa del ex embajador Marvin L. Warner, luego del fracaso del Instituto de Ahorros y Préstamos que estaba asegurado por el estado de Ohio. También ha ganado un número de veredictos multimillonarios para Security Pacific Bank, Union Bank, Spanno Corporation, Georgetown Manor, Inc., Burger King Corporation y otros clientes. 

Hoy en día, Adam Hall – uno de sus cuatro hijos – es socio del bufete. Hall y su esposa Gail tienen otros tres hijos: Michael Hall, Hilary Azrael y Kathryn A. Meyers.
A lo largo de su carrera, Hall ha permanecido activo dentro de organizaciones profesionales y asuntos judíos. Es chair del Monumento al Holocausto en Miami Beach, fideicomisario de la Fundación de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Florida y miembro de la Sociedad Americana de Judicatura, la Academia de Abogados Litigantes de la Florida y la Asociación de Abogados Litigantes de América. 

Hall, ex miembro de la junta nacional de la Sociedad de Ayuda al Inmigrante Hebreo, fue chairman de Partnership 2000 de la Federación Judía del Gran Miami. También ha estado involucrado con Easter Seals, la Escuela de Artes New World, la Fundación de Trasplantes del Sur de la Florida y Council of 100 de la Universidad Internacional de la Florida.

“Andy Hall ha tomado sus experiencias personales y las ha incorporado a su carrera”, dice el juez Norman Gerstein del Tribunal del Onceavo Circuito. “Representa a los menos privilegiados, tales como las víctimas del terrorismo. Al hacerlo, brinda una importante contribución a la sociedad”.


Consejos de un veterano abogado litigante

Para Hall, el máximo reto de un abogado es entrar al tribunal para defender un caso. “Tuve la ventaja de tener grandes mentores quienes me enseñaron que un buen abogado tiene que ser intrépido en el tribunal”, dice. “También se tiene que estar dispuesto a perseverar. Cuando las cosas se complican, uno no debe conformarse, sino seguir intentando con más empeño”.

Hall cree que un abogado litigante eficaz debe prepararse con esmero para todos los casos, para poder entender exactamente qué fue lo que pasó. “Se tiene que analizar desde todos los puntos de vista, escuchar lo que todas las partes tengan que decir, y entonces juntarlo todo”, dice. “No es inusual pasar entre 10 y 20 horas preparándose para cada hora que se va a estar en el tribunal”.

Para Hall, uno de los aspectos más fascinantes de su profesión es la emoción de descubrir. Dice que muchas veces se siente como si fuera “Columbo”, el detective de televisión interpretado por Peter Falk, ya que siempre le gusta hacer “solo una otra pregunta”. Cuando un testigo puede esclarecer una situación o explicar cierto asunto, él aprende más y más del caso. “Al final, se trata de descubrir la verdad”, dice.

Hall añade que un buen abogado litigante también debe tener la habilidad de presentar el caso de una manera eficaz y reaccionar rápidamente cuando surjan situaciones inesperadas. “Siempre hay sorpresas en todos los juicios”, dice Hall. “Tienes un testigo que de repente no se acuerda de todo o empieza a contar una historia distinta”. En ese momento, el abogado tiene que detenerse y escuchar atentamente.  

“Mis mejores resultados los he tenido cuando he seguido el caso que me ha dado un testigo”, dice Hall. “Entonces cuando una persona empieza a alejarse del tema, tienes que decir, ‘Bien, volvamos al principio’, y buscarle solución. Y entonces el juicio se encamina”.

Por último, Hall habla de la importancia de tener energía – antes, durante y después de un juicio. “Muchas veces, llevar un caso a un juicio para buscar un veredicto es solo el primer paso en lograr justicia”, dice. “Debes defender ese veredicto durante el proceso de apelaciones y luego hacer cumplir el dictamen. Ese proceso para recibir la cantidad otorgada por el dictamen puede ser un reto tan grande como el caso original – si no más grande – y requiere energía a nivel personal y solidez económica”.

Después de pasar más de 40 años dentro y fuera del tribunal, Hall todavía considera que su trabajo representando a sus clientes lo estimula y emociona. “Siempre estoy deseoso por comenzar un nuevo día”, dice. “Me encanta lo que hago, y pienso seguirlo haciendo”.